Como buena lengua romance, el italiano es muy fácil de leer por quienes conocemos y hablamos la lengua española. Cabe añadir que existen fonemas y letras dobles (doppia mozzarella) que escapan a nuestro idioma. Así que, si deseamos salir del simple hecho de imitar la pose de las manos de un buen napolitano, escuchad con atención:
La mayoría de las palabras en italiano acaban en vocales. Es más, incluso los plurales lo hacen, pero en “e” o “i”, y no en “s” como acostumbra el español.
¿Queréis una facilidad más? No usan la letra J ni la Ñ, y la X-Y-W sólo aparecen en palabras extranjeras importadas.
Debo añadir que la construcción de las oraciones es como en español:
–(sujeto + verbo)– hay una conjugación para cada persona. Además, los verbos tienen raíz y desinencia como en español.
Si puedo regalaros un consejo… Muchas veces es buen incentivo “estudiar” a partir de la carta de restaurantes italianos, pidiendo cosas como agnolotti, mozzarella, pasta al dente, etc…
Otra buena excusa para aprenderlo es ir a la aventura. Ir a Italia no es ninguna locura si conoces el español. Fácilmente te entenderás con la gente y podrás atreverte a improvisar.
De hecho, son tan similares que, en Argentina, la mezcla del italiano con el español ha dado origen al lunfardo. Se trata de un dialecto con expresiones tales como “laburar” (del verbo laboro, es decir, trabajar), “filito” (de filo, amante o novio), “mina” (femmina, simil de mujer) o “yeta” (de getta, que se refiere a la mala suerte).
Con todo esto, una vez más, queremos invitaros a disfrutar de nuestra pasión por los idiomas. El conocimiento es poder, y es un aútentico logro poder visitar un país y conocer al 100% su cultura, empezando por su lengua. Interland lo hace posible.