El idioma. Ese gran desconocido para muchos. No se vosotros, pero cuando yo estudiaba en el colegio, las nociones de inglés eran muy básicas. Si tenías nivel era porque tus padres te habían llevado a Inglaterra o estabas en una academia ¿Y sabéis qué? Ahora nos lo exigen para todo.
El otro día, hablando con un compañero, surgió la idea para este post. Me decía: Yo ya me saqué el B1 de inglés cuando estaba en el cole, al igual que el de valenciano (Seamos conscientes de que el B1 de inglés no lo tiene todo el mundo y no es fácil de obtener). A continuación me contaba que había estado todo el año pasado apuntado a una academia. ¿Con qué fin? Para obtener el nivel B2 de inglés, por supuesto.
Además de el enriquecimiento personal de aprender el idioma, el truco estaba en que le exigían esta lengua para cursar su master. Vale, objetivo conseguido. Obtuvo el título, y… ¿Ahora qué? «Pues ahora me he apuntado a un intensivo para sacarme la capacitación en lengua extranjera, es que también me la piden«. Ah, y por las tardes tiene refuerzo en valenciano, porque sin el mitjà, no recibe el título del postgrado.
Bueno, pero aun con todo, mi compañero no consigue trabajo. ¿Se rinde? No. Su frase me inspiró sobremanera cuando dijo: «Yo no tiro para atrás, ni para coger impulso. Ahora probaré con el C1 porque en unos años seguro que lo exigen y ya lo tendré«. Ese, ese es el espíritu de estas generaciones, las generaciones mejor preparadas de la historia. Porque, si no conseguimos algo, seguimos, mejoramos… Porque los idiomas abren puertas y nos diferencian del resto. Cojamos ventaja, abrámonos al mundo y a sus oportunidades.
Desde Interland, queremos invitaros a que jamás os rindáis. Los idiomas son, además de nuestra pasión, el futuro.